jueves, 27 de septiembre de 2018

UN CLUB MUY EXCLUSIVO


 El Cabo de Hornos siempre inspiró respeto a los marinos que tenían que navegar por sus turbulentas aguas, especialmente en aquellos tiempos en que sólo había barcos a vela, sin los modernos elementos con que se cuenta hoy en día para hacer la navegación más fácil y más segura.

Por este motivo, desde el siglo XIX existe un club muy exclusivo que se fue formando, casi sin proponérselo, por los capitanes de los grandes veleros que habían surcado las peligrosas aguas del cabo, a fin de intercambiar experiencias y hacer recuerdos de sus arriesgadas travesías. Así surgió lo que se conoce como la Asociación Internacional de Cap-Horniers, AICH.

Requisito indispensable para pertenecer a esta agrupación es haber doblado el Cabo de Hornos en un barco velero "a solo trapo", es decir, haciendo uso de velas solamente, sin ayuda de máquina propulsora. La Asociación tiene su sede en el puerto de Saint Maló, Francia, que llegó a contar con unos 800 miembros alrededor del mundo, incluyendo entre ellos a tres "palomas del cabo", como se las conoce a las tres únicas mujeres que reúnen los requisitos para pertenecer al club.

La romántica era de los buques a vela va enfilando proa hacia la historia, así también enrumba el club que cobija a los Cap‑Horniers. El número de los grandes veleros va disminuyendo inexorablemente al igual que el contingente de los viejos lobos de mar que hicieron la peligrosa travesía. Estas circunstancias hacen a los Cap-Horniers más unidos y hermanados que nunca, por lo que periódicamente se reúnen, para recordar viejos tiempos y entonar las tradicionales canciones marineras en idiomas venidos de los confines de los siete mares.

En junio de 1994 se reunieron en el puerto de Cuxhaven, en el norte de Alemania. A la cita concurrieron 350 miembros, número considerable si se toma en cuenta que la mayoría eran de edad avanzada. Unos pocos llegaron navegando en sus queridos veleros, cargados con nostalgias del pasado. Entre ellos Luis Ferdinand von Hohenzollen, Príncipe de Prusia, último descendiente del Kaiser Guillermo II. El programa incluyó un crucero en el tres palos "Alexander von Humboldt" desde el cual, siguiendo una sentida tradición, se echó al mar una corona de laureles, en recuerdo de los compañeros que ya emprendieron la última singladura.


Varios son los países que han emitido estampillas recordando los veleros Cap-Horniers. Entre ellos destaca el homenaje que les hizo Francia en el año 1971, con un sello y un timbre especial de hermoso diseño, que muestran el Cap-Hornier "Antoinette".
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Tomado del libro HISTORIAS con HISTORIA – Crónicas Entretenidas
Autor: Manuel Mariño Reimann