El correo neumático tuvo una
existencia corta, pero muy importante para su tiempo. Consistía en redes de
tuberías que interconectaban las oficinas de correos y de telégrafos entre sí,
pero que, además, tenían terminales estratégicamente ubicados en distintos
puntos de las ciudades, para servir a usuarios calificados, para quienes, la
tardanza de unos pocos minutos en recibir determinadas informaciones podía
tener efectos importantes, especialmente en el campo del comercio, las
finanzas, la defensa nacional y otros.
Mediante la presión de aire
por un lado y el vacío por el otro, era posible trasladar cilindros metálicos
con correspondencia en su interior a apreciables distancias en un tiempo muy
breve. El primer sistema de correo neumático se inauguró en Londres en el año
1853.
En París, el servicio comenzó
en el año 1866, mediante una conexión entre la oficina de telégrafos ubicada en
el Gran Hotel y un terminal especial en la Bolsa de Comercio. Esto obedeció al
hecho de que cualquier noticia de trascendencia puede influir notablemente en
la cotización de los valores bursátiles y el tener la primicia de una noticia
importante otorga, a quien la recibe, una notable ventaja que puede utilizar en
su favor.
Así había ocurrido en París
apenas un año antes de la puesta en servicio del correo neumático, cuando, el
15 de abril de 1865, quienes tuvieron la oportunidad de enterarse primeramente
del asesinato del Presidente Abraham Lincoln, pudieron realizar en pocos
minutos transacciones bursátiles muy ventajosas, antes de que la difusión de la
noticia provocara una espectacular caída en el precio de las acciones.
Hasta la introducción del
servicio neumático, los telegramas eran transportados hasta sus destinatarios
por mensajeros, los cuales, por muy rápido que se movilizaran, no podían
competir con el veloz desplazamiento de los cilindros metálicos del nuevo
sistema de comunicación. Así, las redes de tubos fueron extendiéndose
paulatinamente y el servicio dejó de ser exclusividad de unos pocos, pasando a
ser ofrecido al público en general.
Demostrada su utilidad, el
sistema fue adoptado en las principales ciudades de Europa y en los Estados
Unidos, hasta que la introducción del servicio telefónico en la década de 1880
marcó el comienzo de su obsolescencia. Sin embargo, el correo neumático
continuó prestando servicios hasta bien entrado el siglo XX.
Piezas postales, tales como telegramas, cartas, sobres, matasellos y otras marcas especiales de aquella época, relacionadas con el correo neumático, son muy apreciadas por los filatelistas, ya que corresponden a un capítulo poco conocido de la historia de los servicios de correos.
Tomado del libro HISTORIAS
con HISTORIA
Autor: Manuel Mariño Reimann